viernes, 1 de agosto de 2008

POR FIN EN LIBERTAD INGRID




Después de 2.323 días en cautiverio, después de 2.323 días de la vida desperdiciados a causa de un grupo que solo piensa en sus intereses. Un grupo conformado por 15.000 ó tal vez 30.000 no se sabe número exacto de personas, pero lo que si es cierto es que ellos no representan en ningún momento a los 38 millones de colombianos que sufrimos y lloramos porque nuestro país se desangra.

Hoy fue Ingrid y tengo que decir que me alegra, pero qué ocurre con los otros 3.143 personas privadas de la libertad en nuestro país. Es que acaso un ser humano puede decidir arbitrariamente cuándo mantener en cautividad a una persona inocente?. Una de las lecciones más claras es la reclusión de Nelson Mandela en Sudáfrica durante 27 años. Él, el preso 46.664 nombre que lleva la fundación del premio Nobel de la paz, tuvo que renunciar a estos 27 años con cada uno de sus días y sus noches. Y sólo porque no no hacía parte de los intereses de unos pocos.

Pues así como Mandela durante este tiempo pensó cada día con el momento en que estaría en libertad; cada uno de los secuestrados en Colombia piensa en el mismo momento. Ya es hora de que las Farc entren en razón. La movilización del pasado 20 de julio es la voluntad no sólo de Colombia y su gente, sino del mundo. Todos clamamos por el fin de la violencia, para que pueda evolucionar y prosperar esa Colombia que podría vivir perfectamente de sus recursos naturales, de sus recursos minerales, del turismo. Colombia es un país que tiene mentes muy lúcidas y ávidas de trabajar para ver una Colombia diferente.

Ojalá estas 3.143 familias no estén algún día como las madres de mayo que aún reclaman a sus hijos, sin saber si tendrán que morir sin saber de ellos. Ojalá triunfe la justicia y el estado de derecho. Ojalá triunfe la legalidad. Nosotros los colombianos hemos otorgado a nuestro presidente mediante el uso de la democracia la legitimidad para que lleve las riendas de nuestro país. Y las Farc no pueden pretender pasar por encima de ello.

Recuerdo que cuando estaba en la universidad era un gran seguidor y admirador de Fidel Castro y el Che Guevara, por lo que habían logrado en Cuba, y tal vez en un principio sus ideas tenían un norte, pero después se convirtieron en unos déspotas cuyos intereses eran solo los propios y si no hubiese sido así los cubanos no estarían viviendo hoy en la miseria en que viven.

No quiero decir que mis ideas vayan a ser la panacea, pero simplemente rijámonos por la voluntad del pueblo, de un pueblo que ha sufrido y lo único que pide es un país para vivir en paz.

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