viernes, 14 de noviembre de 2008

EL FENÓMENO CAMILO





Debido al éxito que ha venido cosechando nuestro golfista estrella Camilo Villegas, he decidido publicar en mi blog este interesante artículo escrito por nuestro exministro de la cultura y actual periodista de la W Radio de Caracol, Alberto Casas Santamaría, para la revista Diners de octubre de 2008. Las fotografías también fueron sacadas de esta misma publicación y lo único que les puedo decir es que lo disfruten porque es muy interesante.

En las últimas dos semanas, Camilo Villegas ganó dos grandes Abiertos de la PGA en Estados Unidos y alcanzó el séptimo lugar del escalafón mundial del golf. Son como dos Óscar del más exquisito de los deportes, y Alberto Casas Santamaría, en este exclusivo perfil de Villegas para Diners, afirma que este joven paisa es “el mejor deportista que ha tenido Colombia en toda su historia”.

Algunos medios de comunicación afirmaron, con toda razón, que Camilo Villegas había roto la historia del golf de nuestro país (en un antes y un después del joven antioqueño) al conseguir el primer título de un torneo de la PGA, el BMW Championship de San Luis, Estados Unidos. Ahora, con otro título dentro del bolsillo, nada menos que el Tour Championship en la cancha del East Lake Golf Club de Atlanta, me atrevo a ir más allá para sostener que este colombiano de 26 años es el mejor deportista que ha tenido la patria como diría el presidente Uribe. Y lo digo no solamente porque los medios consideraron su ingreso por la puerta grande a la historia del deporte nacional, sino además por su personalidad, su disciplina, su consagración y desde luego su talento.

Este niño de pelo largo, fornido, de buena estatura, con pantalones y camisas de colores fuertes, o todo de blanco y un vistoso cinturón negro, ha logrado en muy poco tiempo, pero paso a paso, llegar a la cúspide de la estructura golfística internacional al situarse entre los mejores jugadores del mundo. Pasó de ser el número 117 en 2006 y 57 en 2007 a ocupar hoy la casilla 7 en el ranking mundial. En la lista de ganadores de premios en dinero pasó del puesto 48 en 2006 y 43 en 2007 a la casilla número 11 actualmente.

Entre los diez mejores finalistas pasó de obtener cuatro torneos en 2006 a conseguir seis en 2007. Y en lo corrido de 2008 lleva ya siete. Pero es aun más impresionante el dato de lo que ha ganado en su historia de golfista profesional en comparación con lo que han recibido los demás en toda la historia de este deporte. En 2006 ocupó el puesto 294; en 2007, el puesto 195; y en 2008, el 107. Esto quiere decir, en dólares constantes y sonantes: 249.500 en 2005; 1’742.000 en 2006; 1’867.000 en 2007; y 4’423.000 en 2008. En estos valores no están incluidos los bonos del Fed Ex que pueden ser aproximadamente de tres millones de dólares.

Esto tan bueno no se dio gratis. Su preparación física corrió en armonía con su formación intelectual. Empezó a practicar el golf a los ocho años, de la mano experta de Rogelio González, su profesor, quien le daba clases sin cobrarle un solo centavo porque intuía la “madera”  de su pupilo. Sus padres invirtieron plata y tiempo en el acompañamiento del niño en los torneos infantiles y juveniles. Buen estudiante, se ganó la benevolencia de sus profesores y así obtuvo los permisos para ausentarse y atender la demanda de los entrenamientos y campeonatos.  Ganó tantos torneos nacionales e internacionales como méritos en el Columbus School para hacerse al título de Bachiller a los dieciocho años con todos los honores y acceder a una beca en la Universidad de la Florida. En la academia norteamericana se hizo a la simpatía y a la confianza de sus directivos. Fue un ídolo deportivo y mereció, junto con un compañero, el título de Mejor Estudiante entre dos mil graduandos. Y de paso, de una especie de privilegio sucesoral, le traspasó “su beca” al hermano menor.
 
 
Gana mucho dinero pero sus jornadas de trabajo son extenuantes. Viaja los lunes al lugar del torneo de turno donde debe realizar fatigosos ejercicios. Al día siguiente hace ronda de prácticas repitiendo golpes y tomando las notas respectivas con las características del terreno. El miércoles, a jugar el Pro-Am. De jueves a domingo,  aeróbicos y rondas de dieciocho hoyos diarios en las que el mínimo error puede hacerle perder el corte. Y al otro día se repite el ciclo. Cada tres semanas se toma una para descansar. Y descansar quiere decir el cambio de la práctica deportiva por la de trabajar en la parte comercial –encontrarse con sus asesores, atender a los patrocinadores y grabar las cuñas publicitarias. Su generosidad y patriotismo corren parejos. En todas sus declaraciones a la prensa internacional exhibe su condición de colombiano y honroso miembro de familia.  El año pasado un industrial de gran preeminencia lo contrató por una suma de dinero respetable para que jugara dieciocho hoyos con un pariente a quien quería premiar en su cumpleaños. Aceptó el contrato para donar su beneficio económico a una institución de alta sensibilidad social e insuperable nivel científico, lo mismo que el producto de una maravillosa clínica para niños a 500.000 pesos la boleta en el Club de Los Lagartos. Primero llamó la atención de los medios su vestimenta no tradicional y su fuerte contextura física. Después, la postura en la aproximación al green, que los comentaristas identificaron como la “Posición Araña” y que más parece un aparatoso ejercicio solitario del Kamasutra. Por cuenta del “fenómeno Camilo” mis hermanas, que jamás han pisado una cancha ni han mostrado ningún interés por el espectáculo, rezan para que no haga bogeys sino birdes, y para que la bola no se vaya al búnker,  sino directo al green. Mis nietas de ojos azules tienen cachuchas firmadas por él, y cuesta trabajo acostarlas sin el implemento deportivo. Y claro, hay un montón de colombianos que han encontrado en Camilo la disculpa perfecta para echarse al buche uno que otro lamparazo. Son los milagros de tener vigente al mejor deportista que ha dado Colombia en toda su historia.
 
Spiderman’s Golf
 
La posición de spiderman de Camilo Villegas en el green obedece a un espíritu puro de competencia, no a una simple pose de show ni es para modelar una marca de ropa, ni busca con ella ganar las simpatías de las cámaras de televisión. Camilo asegura que así es como puede ver con mayor precisión la línea del pott, tiro con el que hasta hace poco tenía problemas. Para demostrarlo, recuerda cómo se le dificultaba el pott en 2005. Hasta que un día, en un torneo de aquel año, para mejorar el tiro intentó una nueva forma de ver a lo largo de la línea: agachándose. Se agachó en varios tiempos, y sin darse cuenta llegó a la posición que lo asemeja a Spiderman, el héroe de los rascacielos. Así logró una mejor visión de la línea del pott, disparó la bola y la embocó en el hoyo. Repitió el rito en otros partidos y el resultado siempre le fue positivo. Entonces, claro, fue depurando y perfeccionando la posición y la adoptó como parte de su juego. Sin darse cuenta, había creado el estilo que los medios llaman de Spiderman. Por eso, Camilo Villegas es el hombre araña del golf.

Golf para todos

La Federación Colombiana de Golf (Fedegolf) se anotó un hoyo en uno con el Campo de Práctica de Golf del Parque Simón Bolívar de Bogotá. Inaugurado en diciembre de 2004, la construcción de este campo público –único en Colombia– abarca 2,8 hectáreas, costó 500 millones de pesos y cuenta con 9 hoyos par 3. En promedio, cada año asisten 70.000 golfistas de todas las edades y todos los estratos. Allí también entrena la selección nacional de golf de Colombia, integrada por 25 personas entre hombres y mujeres. Ofrece los servicios necesarios para la práctica de este deporte, desde instructores de experiencia y cámaras de video para que el jugador aprecie sus movimientos, hasta una completa tienda deportiva y treinta gateras para tiros de largo alcance. La Fedegolf quiere construir otros campos públicos en el resto del país. Ya realiza gestiones para abrir uno en Manizales y otro en Bucaramanga.

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